En vez de un epílogo

“Lo que empiezas escribiendo como ciencia ficción hoy, mañana lo terminarás como un reportaje periodístico” 

        -Norman Mailer

        Autor Estadounidense

Querido Lector,

¡Agradezco inmensamente vuestra valentía y perseverancia de acompañarnos hasta este punto! Posiblemente ya supones que con el final de este libro, nosotros solo hemos alcanzado el comienzo de nuestro viaje, un viaje hacía un futuro común viviendo en prosperidad, paz y armonía con la naturaleza.

¿Este viaje a donde nos llevará exactamente?  El futuro se presenta con una infinidad de posibilidades, siendo algunas más probables que otras. Hasta ahora las escenas de horror eran las de mayor posibilidad en  los límites del crecimiento: peak oíl, crisis monetaria, pobreza mundial, la tercera guerra mundial...... llegando a destruir completamente a la humanidad.

Con el descubrimiento de la Economía Natural de la Vida ha surgido otra posibilidad: el alza de la humanidad como pilotos responsables del planeta Tierra, tarea que se nos ha adjudicado. El verso de la Biblia: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra,  sojuzgadla, y señoreadla   (Génesis 1:28) nunca significó que nos encargaron de explotar la tierra de manera bárbara. Tal ganga diabólica como se expresa Joni Mitchell en su canto “Woodstock” en la primera estrofa,  definitivamente no fue nuestra intención como administradores. Teniendo la tan nombrada “corona de la creación” tenemos la tarea responsable de apartar de nuestra “Madre Tierra” todo mal, que humanamente podemos evitar.

Tal como nos enseña la naturaleza eso es posible con prosperidad y paz. Diseminando la Economía Natural de la Vida, alteramos el rango en  la lista de posibilidades para el futuro. Cuanta más gente la conoce y la apoya activamente, más grande será la posibilidad de que lo haremos juntos. Claro que nunca podemos saber exactamente cómo será el mundo.

En vez de un epílogo, los dejaré con un corto relato de ciencia ficción. Espero que gocen su lectura y les deseo mucha suerte en esta empresa conjunta.

Con cordiales deseos,

Bernd Hückstädt